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Abrir, impensar, y redimensionar las ciencias sociales en América Latina y el Caribe, ¿Es posible una ciencia social no eurocéntrica en nuestra región? - Lopez Segrera
Hagamos, en primer lugar, algunas reflexiones sintéticas acerca de las ciencias sociales a nivel planetario, para luego referirnos a su dimensión latinoamericana. Es necesario no sólo repensar las ciencias sociales, sino sobre todo impensarlas.
Es decir, poner en cuestión el legado decimonónico y el de este propio siglo en las ciencias sociales, a la manera que Ilya Prigogine ha hecho en las ciencias duras con la herencia de la física newtoniana y de la teoría de la relatividad. Esta necesidad de impensarlas obedece a que muchas de sus suposiciones, pese a su carácter falaz, permanecen arraigadas firmemente en nuestra mentalidad.
Consideramos que impensar las ciencias sociales significa reconciliar lo estático y lo dinámico, lo sincrónico y lo diacrónico, analizando los sistemas históricos como sistemas complejos con autonomía, y límites temporales y espaciales. Si decidimos, por tanto, que la unidad de análisis no es ya el Estado-nación, sino el sistema-mundo (es decir, que no podemos analizar ningún Estado-nación disociado del sistema-mundo) debemos además acudir al análisis transdisciplinario eliminando la tradicional distinción entre el método de análisis idiográfico propio de la historia y el nomotético propio de la antropología, economía, ciencias políticas y sociología. Las ciencias sociales no deben ser ni mero recuento de los hechos del pasado (historia tradicional), ni tampoco la simple búsqueda de regularidades con una visión ahistórica.
Las ciencias humanas como la sicología y la filosofía, entre otras, también deben ser tenidas en cuenta a la hora de elaborar esta síntesis.