SISTEMA GLOBAL INTERESTATAL DE ORGANIZACIONES POLÍTICO-MILITARES.

Genocidio, epistemicidio y acumulación de capital mediante la violencia y la desposesión de los pueblos originarios del Gran Chaco, campañas militares de Uriburu y Victorica. ALFREDO GALARZA
Una vez definida la frontera con el Paraguay luego del laudo arbitral del presidente de Estados Unidos Rutherford Hayes en 1878, por el cual se fijó al río Pilcomayo como límite entre Argentina y Paraguay, quedó despejado el camino para iniciar la ocupación plena y el poblamiento del Chaco Central y Austral por parte del Estado Argentino.

El objetivo implicaba la utilización masiva del ejército -esta vez para consolidar la frontera interna-, una inicial etapa de colonización oficial en las cercanías de los grandes ríos del Este (Paraná y Paraguay), el perfeccionamiento de la organización política y administrativa de esta jurisdicción y un posterior avance hacia sus espacios interiores, también siguiendo los ríos (Bermejo y Pilcomayo) que serían las principales arterias, por donde saldrían las materias primas al puerto de Buenos Aires, y de ahí, a Europa

Expediciones militares y exploraciones de reconocimiento en el Gran Chaco Argentino. ALFREDO GALARZA
El 16 de abril de 1870 el teniente coronel Napoleón Uriburu salió de Jujuy con 250 hombres montados en mula, pertenecientes a un regimiento que había formado con reclutas de Salta y Jujuy y destinado a la frontera de Orán. Pasó por La Cangayé, la antigua reducción de Nuestra Señora de los Dolores que había sido fundada en 1781 y abandonada en1797 cerca de la unión de los ríos Teuco y Bermejo, continuó costeando el Bermejo y luego se internó en el Chaco hasta alcanzar el río Paraná frente a Corrientes luego de 1.250 km recorridos en 56 días. Sometió a once caciques y miles de indígenas que fueron destinados a la zafra de caña de azúcar y reconoció un camino hacia Corrientes. Durante esta campaña, un destacamento expulsó a un escuadrón boliviano que inscursionaba en territorio argentino.

Mapa del alcance territorial de las operaciones militares contra los pueblos indigenas.

En 1875 Napoleón Uriburu, ya como gobernador del Chaco, atacó las tolderías de los caciques Noiroidife y Silketroique, derrotándolos. El 4 de mayo de 1880 por orden del presidente Nicolás Avellaneda el mayor Luis Jorge Fontana partió de Resistencia con 7 oficiales, 30 soldados, 8 indígenas y 2 civiles con el objetivo de reconocer un camino que uniera Corrientes con Salta. Luego de 104 días llegó a Colonia Rivadavia en Salta tras recorrer 520 km bordeando el Bermejo y dejando abierta una picada. Derrotó a un grupo de tobas que lo superaban en número en un combate en el que perdió un brazo.

En 1884 el ministro de guerra y marina del presidente Julio Argentino Roca, general Benjamín Victorica, dirigió una campaña militar que tenía como objetivo llevar la frontera con los indígenas del Chaco hasta el río Bermejo, estableciendo una línea de fortines que llegara hasta Salta.

Cinco columnas militares partieron desde Córdoba, Resistencia y Formosa con la orden de confluir sobre La Cangayé, dos escuadrillas debían remontar los ríos Bermejo y Pilcomayo y la reserva estaba formada por parte del Regimiento de Infantería de Marina en el Fortín General Belgrano. La campaña se realizó entre el 17 de octubre y el 21 de diciembre logrando cumplir sus objetivos y fundando tres pueblos (en El Timbó se fundó Puerto Bermejo, Puerto Expedición y Presidencia Roca, abriéndose además la navegación del río Bermejo.

El 21 de agosto de 1884 salió de Formosa una flota al mando del sargento mayor de Marina Valentín Feilberg conformada por la bombardera Pilcomayo, el remolcador Explorador, la lancha de vapor Atlántico, la chata Sara y otra más pequeña. El objetivo era explorar el Pilcomayo y establecer un fortín en su boca. Este Fortín "Coronel Fotheringham" es la actual ciudad de Clorinda. Exploraron varios brazos del río hasta cerca del Salto Palmar y regresaron a Buenos Aires el 14 de abril de 1885.

El 25 de junio de 1885 zarpó de Buenos Aires el vapor Teuco al mando de Juan Page para explorar el Bermejo, regresando a Corrientes el 3 de octubre.

En agosto de 1885 una flotilla de tres embarcaciones navegó por el Bermejo al mando de Guillermo Aráoz, explorando también el río Teuco. La expedición continuó en enero de 1886 hasta el río San Francisco al mando de los subtenientes Sáenz Valiente y Zorrilla.

El 19 de septiembre de 1886 zarpó de Buenos Aires una escuadrilla al mando del capitán de Marina Federico Wenceslao Fernández, compuesta por el vapor Sucre y la chata Susana, con el objetivo de explorar el río Aguaray Guazú y verificar sus vinculaciones con el Pilcomayo.

El 12 de marzo de 1890 los barcos Bolivia y General Paz iniciaron una nueva exploración del Pilcomayo al mando del capitán de fragata Juan Page (murió durante la exploración), explorando el Brazo Norte.

El 1 de septiembre de 1899 el general Lorenzo Vintter inició una campaña militar en el Chaco austral al mando de 1.700 hombres de la División de Operaciones del Chaco, formada por un batallón de infantería, cinco regimientos de caballería y un regimiento de artillería. Se intentó convencer pacíficamente a los indígenas de que debían someterse, pero se realizaron varios combates y la línea de frontera fue establecida en el río Pilcomayo. Se crearon puestos militares avanzados comunicados por telégrafo y un camino. La campaña concluyó con la ocupación militar efectiva del Chaco argentino, que se realizó con escasa resistencia indígena.

La División de Caballería del Chaco fue disuelta en 1914, quedando únicamente en la zona el Regimiento 9 de Caballería.

El 31 de diciembre de 1917 se dio por terminada la Conquista del Chaco, pero en marzo de 1919 un grupo de indígenas paraguayos, presumiblemente makás, atacó el fortín Yunká (sobre el Pilcomayo, en Formosa) matando a toda la guarnición y a los pobladores que se encontraban en el lugar.

El genocidio epistemicidio que produjo el avance de las fronteras internas, -de lo que hoy conocemos como Chaco y Formosa- por el Estado Nacional Argentino, se gesto mediante la muerte de miles de indígenas. Los pueblos originarios fueron corridos por la fuerza de la margen de los ríos Bermejo y Paraná, afectándoles la obtención de sus medios de subsistencia (pesca, caza, acceso a fuentes de agua y recolección de frutos). Los ríos fueron usados como autopistas para transportar las mercancías rumbo al puerto de Buenos Aires y de ahí a Europa, además, los ríos cumplieron la función de facilitar el acceso y la penetración de ejércitos y colonos, a los territorios inaccesibles hasta ese momento, del ecosistema chaqueño.

En los márgenes de estos ríos se sentaron emprendimientos de capital denominados 'Economías de Enclave', llamadas así porque realizaban actividades productivas en países subdesarrollados destinadas a la exportación de materias primas, sin integrarse al mercado local.

La principal actividad de estos emprendimientos será la extracción de tanino, mediante la deforestación del monte chaqueño. El Estado Argentino vigilará y reubicará a los pueblos para facilitar el aprovisionamiento de mano de obra barata indígena en la deforestación del quebracho, la construcción de las vías férreas de las empresas tanineras. Se crearán nuevos poblados con colonos venidos de Europa y mediante la construcción de infraestructura (vías férreas, caminos, acueductos) se intentará atraer la inversión de capital, para seguir avanzando en la consolidación del modelo colonizador. Todo esto mediante el uso de la violencia hacia los pueblos originarios, la desposesión de sus territorios, imposición de religiosidades y lengua, y los múltiples impactos que generarán en los pueblos, las distintas jerarquías de poder global enredadas, que se consolidan y expanden con el proceso civilizatorio racista estatal patriarcal capitalista occidentalocéntrico.

El rol de los Estados Nación como forma de relación social capitalista. ALFREDO GALARZA
"Las relaciones sociales son fluidas, impredecibles, inestables, muchas veces apasionadas, pero se rigidizan en ciertas formas que parecen adquirir su propia autonomía. El Estado sería entonces una forma rigidizada, o fetichizada, de las relaciones sociales. Es una relación entre personas que no parece ser una relación entre personas, es una relación social que existe en la forma de algo externo a las relaciones sociales.

El hecho de que el Estado existe como forma particular o rigidizada de las relaciones sociales tiene por consecuencia, al mismo tiempo, que la relación entre el Estado y la reproducción del capitalismo es una relación compleja, una relación de prueba y error.

Hablar del Estado como forma rigidizada de las relaciones sociales es hablar de su separación de, y al mismo tiempo de su unidad con, la sociedad. La existencia del Estado implica un proceso constante de separar ciertos aspectos de las relaciones sociales y de definirlos como políticos, y por lo tanto como distintos de lo económico.

El estado es una forma de organización social que se desarrolla históricamente y que tiene dos características fundamentales de excluir o expropiar y de reintegrar. El estado se desarrolla como instancia separada del rey, como instancia separada de los capitalistas. El estado incorpora por su existencia misma una separación entre la sociedad y su propia organización. El estado es la separación de un grupo de funcionarios de tiempo completo del resto de la población y a esos funcionarios se les confía la responsabilidad de organizar la sociedad, respetando la separación entre lo económico y lo político, respetando que el capital es de los capitalistas. Por su existencia misma como instancia separada de la sociedad pero también por sus tradiciones, por su lenguaje, por las formas de vestir, por las formas de comportamiento, etc., el estado es una forma de organización que excluye sistemáticamente a la población del control de su propia vida social. La organización social es importante y fundamental, pero el estado es una forma particular de organización social desarrollada a través de los siglos para excluir a la gente del control de su propia vida social. Por eso la descolonización no es posible a través del estado como forma de organización social que nos excluye.

El estado nos excluye, nos expropia y canaliza a las luchas sociales.
Primero el estado nos excluye. pero en segundo lugar nos reintegra, nos reconcilia con la reproducción del capitalismo. Nos reconcilia simplemente porque la existencia del estado depende de la reproducción del capital. Para tener ingresos el estado a través de impuestos depende de la acumulación exitosa del capital.

Entonces necesariamente el estado como forma de organización social está vinculado a la reproducción de las relaciones sociales capitalistas, es decir a la reproducción de esta dinámica.

El Estado no es una estructura, sino una forma de relaciones sociales. No es una forma de relaciones sociales totalmente fetichizada, sino un proceso de formar o fetichizar las relaciones sociales y por consiguiente un proceso constante de auto-constitución.

El Estado no es solo una organización cualquiera, sino una forma particular de organización. El Estado es una forma de organización desarrollada durante siglos como parte integral del sistema capitalista. El Capital es, sobre todo, un proceso de separación, de separación del objeto de creación respecto del sujeto creador, separación del sujeto de sí mismo y de quienes lo rodean, separación de lo que ha sido creado respecto del proceso de creación, etcétera.

El Estado es parte de este proceso de separación. Es la separación de lo público respecto de lo privado, de los asuntos comunes de la comunidad respecto de la comunidad misma. El Estado es una organización separada de la comunidad. Su lenguaje y sus prácticas expresan esa separación, el lenguaje de la administración, las prácticas que siguen procedimientos y formalidades establecidos. La separación respecto de la sociedad es supervisada por reglas y jerarquías que aseguran el mantenimiento de las formas de conducta establecidas.

En tanto que la existencia de cualquier Estado nacional depende no solamente de la reproducción del capitalismo mundial, sino de la reproducción del capitalismo dentro de sus fronteras, el Estado tiene que tratar de atraer y, una vez atraído, de inmovilizar al capital dentro de su territorio. La lucha competitiva entre Estados nacionales no es una lucha entre capitales nacionales, sino una competencia sumamente desigual entre los Estados para atraer y/o retener una parte del capital mundial y por lo tanto una parte de la plusvalía global. Por esta razón todos los Estados tienen un interés en la explotación global del trabajo.

La explotación no es la explotación de los países pobres por los países ricos, sino la explotación del trabajo global por el capital global, y la bipolaridad no es una bipolaridad entre centro y periferia sino una bipolaridad de clase, una bipolaridad en la cual todos los Estados, en virtud de su existencia misma como Estados que dependen de la reproducción del capital, se encuentran al polo del capital" (Holloway).


El rol del Estado Argentino como burocracia político-militar, fue la de legitimarse y apropiarse por el uso de la fuerza militar, estableciendo en tiempo y espacio, una nueva territorialidad para avanzar con el proceso de colonización capitalista patriarcal occidentalocentrico moderno. El rol del Estado Argentino como forma de relación social capitalista, quiebra los vinculo comunitarios de los clanes familiares indígenas, produciendo una separación de los asuntos de la comunidad respecto de la comunidad misma.

El proyecto de la gubernamentalidad. SANTIAGO CASTRO GÓMEZ
¿Qué queremos decir cuando hablamos del "proyecto de la modernidad"? En primer lugar, y de manera general, nos referimos al intento fáustico de someter la vida entera al control absoluto del hombre bajo la guía segura del conocimiento. El filósofo alemán Hans Blumemberg ha mostrado que este proyecto demandaba, a nivel conceptual, elevar al hombre al rango de principio ordenador de todas las cosas. Ya no es la voluntad inescrutable de Dios quien decide sobre los acontecimientos de la vida individual y social, sino que es el hombre mismo quien, sirviéndose de la razón, es capaz de descifrar las leyes inherentes a la naturaleza para colocarlas a su servicio. Esta rehabilitación del hombre viene de la mano con la idea del dominio sobre la naturaleza mediante la ciencia y la técnica, cuyo verdadero profeta fue Bacon. De hecho, la naturaleza es presentada por Bacon como el gran "adversario" del hombre, como el enemigo al que hay que vencer para domesticar las contingencias de la vida y establecer el Regnum hominis sobre la tierra.

Quisiera mostrar que cuando hablamos de la modernidad como «proyecto» nos estamos refiriendo también, y principalmente, a la existencia de una instancia central a partir de la cual son dispensados y coordinados los mecanismos de control sobre el mundo natural y social. Esa instancia central es el Estado, garante de la organización racional de la vida humana. «Organización racional» significa, en este contexto, que los procesos de desencantamiento y desmagicalización del mundo a los que se refieren Weber y Blumemberg empiezan a quedar reglamentados por la acción directriz del Estado. El Estado es entendido como la esfera en donde todos los intereses encontrados de la sociedad pueden llegar a una «síntesis», esto es, como el locus capaz de formular metas colectivas, válidas para todos. Para ello se requiere la aplicación estricta de «criterios racionales» que permitan al Estado canalizar los deseos, los intereses y las emociones de los ciudadanos hacia las metas definidas por él mismo. Esto significa que el Estado moderno no solamente adquiere el monopolio de la violencia, sino que usa de ella para «dirigir» racionalmente las actividades de los ciudadanos, de acuerdo a criterios establecidos científicamente de antemano.

El filósofo social norteamericano Immanuel Wallerstein ha mostrado cómo las ciencias sociales se convirtieron en una pieza fundamental para este proyecto de organización y control de la vida humana. El nacimiento de las ciencias sociales no es un fenómeno aditivo a los marcos de organización política definidos por el Estado-nación, sino constitutivo de los mismos. Era necesario generar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería gobernar. Sin el concurso de las ciencias sociales, el Estado moderno no se hallaría en la capacidad de ejercer control sobre la vida de las personas, definir metas colectivas a largo y a corto plazo, ni de construir y asignar a los ciudadanos una «identidad» cultural. No sólo la reestructuración de la economía de acuerdo a las nuevas exigencias del capitalismo internacional, sino también la redefinición de la legitimidad política, e incluso la identificación del carácter y los valores peculiares de cada nación, demandaban una representación científicamente avalada sobre el modo en que «funcionaba» la realidad social. Solamente sobre la base de esta información era posible realizar y ejecutar programas gubernamentales.

Las taxonomías elaboradas por las ciencias sociales no se limitaban, entonces, a la elaboración de un sistema abstracto de reglas llamado «ciencia» -como ideológicamente pensaban los padres fundadores de la sociología-, sino que tenían consecuencias prácticas en la medida en que eran capaces de legitimar las políticas regulativas del Estado. La matriz práctica que dará origen al surgimiento de las ciencias sociales es la necesidad de «ajustar» la vida de los hombres al aparato de producción. Todas las políticas y las instituciones estatales (la escuela, las constituciones, el derecho, los hospitales, las cárceles, etc.) vendrán definidas por el imperativo jurídico de la «modernización», es decir, por la necesidad de disciplinar las pasiones y orientarlas hacia el beneficio de la colectividad a través del trabajo. De lo que se trataba era de ligar a todos los ciudadanos al proceso de producción mediante el sometimiento de su tiempo y de su cuerpo a una serie de normas que venían definidas y legitimadas por el conocimiento. Las ciencias sociales enseñan cuáles son las «leyes» que gobiernan la economía, la sociedad, la política y la historia.

González Stephan identifica tres prácticas disciplinarias que contribuyeron a forjar los ciudadanos latinoamericanos del siglo XIX: las constituciones, los manuales de urbanidad y las gramáticas de la lengua. Siguiendo al teórico uruguayo Ángel Rama, Beatriz González constata que estas tecnologías de subjetivación poseen un denominador común: su legitimidad descansa en la escritura. Escribir era un ejercicio que, en el siglo XIX, respondía a la necesidad de ordenar e instaurar la lógica de la «civilización» y que anticipaba el sueño modernizador de las elites criollas. La palabra escrita construye leyes e identidades nacionales, diseña programas modernizadores, organiza la comprensión del mundo en términos de inclusiones y exclusiones. Por eso el proyecto fundacional de la nación se lleva a cabo mediante la implementación de instituciones legitimadas por la letra (escuelas, hospicios, talleres, cárceles) y de discursos hegemónicos (mapas, gramáticas, constituciones, manuales, tratados de higiene) que reglamentan la conducta de los actores sociales, establecen fronteras entre unos y otros y les transmiten la certeza de existir adentro o afuera de los límites definidos por esa legalidad escrituraria.

La función jurídico-política de las constituciones es, precisamente, inventar la ciudadanía, es decir, crear un campo de identidades homogéneas que hicieran viable el proyecto moderno de la gubernamentabilidad. La adquisición de la ciudadanía es, entonces, un tamiz por el que sólo pasarán aquellas personas cuyo perfil se ajuste al tipo de sujeto requerido por el proyecto de la modernidad: varón, blanco, padre de familia, católico, propietario, letrado y heterosexual. Los individuos que no cumplen estos requisitos (mujeres, sirvientes, locos, analfabetos, negros, herejes, esclavos, indios, homosexuales, disidentes) quedarán por fuera de la «ciudad letrada», recluidos en el ámbito de la ilegalidad, sometidos al castigo y la terapia por parte de la misma ley que los excluye.

Pero no es hacia la escuela como «institución de secuestro» que Beatriz González dirige sus reflexiones, sino hacia la función disciplinaria de ciertas tecnologías pedagógicas como los manuales de urbanidad, y en particular del muy famoso de Carreño publicado en 1854. El manual funciona dentro del campo de autoridad desplegado por el libro, con su intento de reglamentar la sujeción de los instintos, el control sobre los movimientos del cuerpo, la domesticación de todo tipo de sensibilidad considerada como «bárbara».

En este proceso taxonómico jugaron también un papel fundamental las gramáticas de la lengua. El proyecto de construcción de la nación requería de la estabilización lingüística para una adecuada implementación de las leyes y para facilitar, además, las transacciones comerciales.

Resulta claro, entonces, que los dos procesos señalados por González Stephan, la invención de la ciudadanía y la invención del otro, se hallan genéticamente relacionados. Son imaginarios que poseen una materialidad concreta, en el sentido de que se hallan anclados en sistemas abstractos de carácter disciplinario como la escuela, la ley, el Estado, las cárceles, los hospitales y las ciencias sociales. Es precisamente este vínculo entre conocimiento y disciplina el que nos permite hablar, siguiendo a Gayatri Spivak, del proyecto de la modernidad como el ejercicio de una «violencia epistémica».

Ahora bien, aunque Beatriz González ha indicado que todos estos mecanismos disciplinarios buscaban crear el perfil del homo economicus en América Latina, su análisis genealógico, inspirado en la microfísica del poder de Michel Foucault, no permite entender el modo en que estos procesos quedan vinculados a la dinámica de la constitución del capitalismo como sistema-mundo.

La colonialidad del poder o la "otra cara" del proyecto de la modernidad. RAMÓN GROSFOGUEL
Una de las contribuciones más importantes de las teorías poscoloniales a la actual reestructuración de las ciencias sociales es haber señalado que el surgimiento de los Estados nacionales en Europa y América durante los siglos XVII al XIX no es un proceso autónomo, sino que posee una contraparte estructural: la consolidación del colonialismo europeo en ultramar.

Surge entonces la pregunta: ¿cuál es el dispositivo de poder que genera el sistema-mundo moderno/colonial y que es reproducido estructuralmente hacia adentro por cada uno de los estados nacionales? Una posible respuesta la encontramos en el concepto de la "colonialidad del poder" sugerido por el sociólogo peruano Aníbal Quijano. En opinión de Quijano, la expoliación colonial es legitimada por un imaginario que establece diferencias inconmensurables entre el colonizador y el colonizado. Las nociones de "raza" y de "cultura" operan aquí como un dispositivo taxonómico que genera identidades opuestas. El colonizado aparece así como lo "otro de la razón", lo cual justifica el ejercicio de un poder disciplinario por parte del colonizador. La maldad, la barbarie y la incontinencia son marcas "identitarias" del colonizado, mientras que la bondad, la civilización y la racionalidad son propias del colonizador. Ambas identidades se encuentran en relación de exterioridad y se excluyen mutuamente. La comunicación entre ellas no puede darse en el ámbito de la cultura - pues sus códigos son inconmensurables - sino en el ámbito de la Realpolitik dictada por el poder colonial. Una política "justa" será aquella que, mediante la implementación de mecanismos jurídicos y disciplinarios, intente civilizar al colonizado a través de su completa occidentalización.

El concepto de la "colonialidad del poder" amplía y corrige el concepto foucaultiano de "poder disciplinario", al mostrar que los dispositivos panópticos erigidos por el Estado moderno se inscriben en una estructura más amplia, de carácter mundial, configurada por la relación colonial entre centros y periferias a raíz de la expansión europea. Desde este punto de vista podemos decir lo siguiente: la modernidad es un "proyecto" en la medida en que sus dispositivos disciplinarios quedan anclados en una doble gubernamentabilidad jurídica. De un lado, la ejercida hacia adentro por los estados nacionales, en su intento por crear identidades homogéneas mediante políticas de subjetivación; de otro lado, la gubernamentabilidad ejercida hacia afuera por las potencias hegemónicas del sistema-mundo moderno/colonial, en su intento de asegurar el flujo de materias primas desde la periferia hacia el centro. Ambos procesos forman parte de una sola dinámica estructural.

Nuestra tesis es que las ciencias sociales se constituyen en este espacio de poder moderno/colonial y en los saberes ideológicos generados por él. Desde este punto de vista, las ciencias sociales no efectuaron jamás una "ruptura epistemológica"

- en el sentido althusseriano - frente a la ideología, sino que el imaginario colonial impregnó desde sus orígenes a todo su sistema conceptual.

El Estado como forma de relación social dependiendo de la ubicación racial del sujeto que habla. ALFREDO GALARZA
Si soy un migrante europeo que llega al territorio del Gran Chaco argentino, posterior a la campaña militar de conquista de 1875, el Estado se me aparece como una institución que me brinda la oportunidad de asentarme con mi familia y otros miembros de mi país de origen, en los territorios despojados a los clanes indígenas, creando de esta manera nuevos poblados.

El Estado tambien velará por la seguridad militar del nuevo asentamiento mediante el patrullaje de los regimientos de caballería y fuertes de vigilancia con personal militar. Sin la protección militar, el nuevo asentamiento no podría prosperar y no resistiría los malones indígenas, que eran el mecanismo de defensa de los pueblos indios ante el avance urbano capitalista colonial racista patriarcal.

Esta forma de apropiación territorial se denomina colonización de población, y es parte indivisible y estructural del proceso colonizador que se expande por el territorio del Gran Chaco y el continente americano.

Es por eso que el Estado proporciona al colono herramientas, semillas, animales y el acceso a crédito para estimular un ciclo de acumulación de capital que se integre a la economía regional.

A su vez el Estado construirá infraestructura para interconectar estos poblados al mercado global, ya sea con la construcción de vias de ferrocarril, puertos o caminos. A medida que el poblado va creciendo el Estado también proporciona servicios: hospitales o postas sanitarias, escuelas, acceso al agua, vivienda y otros servicios.

Para el Estado los colonos europeos son sujetos de derecho y citando a Fanon, su humanidad no esta puesta en cuestión, es por eso que tienen privilegio racial.

El Estado visto desde esta perspectiva, sería una forma de relación social que me defiende de la voracidad del capital y me reinserta en el ciclo de acumulación del mismo, haciendo parecer al sistema mas justo y equitativo, y al sistema estatal como necesario e imprescindible.

Con la llegada de los colonos aparecen formas de organización social como los sindicatos, cooperativas, gremios de oficios, ateneos y bibliotecas, sociedades de fomento y partidos políticos. Con el paso del tiempo las luchas de los colonos oscilará entre las mejoras salariales y la adquisición de mas derechos, ya sean sociales, laborales y humanos, pero sin poner en cuestión al Estado como parte estructural de la formación del sistema mundo capitalista, patriarcal y racista.

Cabe destacar que al colono el Estado le respeta su religión, espiritualidad y rasgos culturales, que con el tiempo pasarán a formar parte de la identidad nacional. Estas familias de colonos junto a la intervención estatal, potencian la lógica capitalista y relanzan el ciclo de despojo a los pueblos indigenas inferiorizados, que es una constante en las periferias de los Estados-Nación modernos en el continente americano.

La colonización de población resultará entonces mas efectiva que las campañas militares en el proceso de apropiación de los territorios indigenas; pero sin la violencia militar estatal fundante, esta sería inviable.

Por el contrario, si soy un indígena de la zona del Gran Chaco, el Estado se me aparece de una manera diferente que al colono europeo.

Mas que una constante de reconocimiento de derechos, se vive un cotidiano de violencia militar, persecucion y despojo; un genocidio planificado para subordinar a los pueblos indígenas a una logica capitalista, patriarcal cristiana, racista, estatal, eurocentrada.

Los pueblos indigenas de la zona del Gran Chaco, se enfrentaron al avance militar del Estado Nacional Argentino y pelearon en soledad, sin recibir apoyo de la sociedad europeizada argentina. La forma de organización social de los pueblos indios que les permitió sobrevivir estos siglos al genocidio y la colonización, es la comunidad. Un sistema de vinculos que tiene en la familia extendida su nucleo. La comunidad es una forma de organización social que no tiene al Estado como horizonte o instancia última a la que referenciarse.

En los tiempos actuales, la resistencia al sistema capitalista toma la forma de lucha por los derechos constitucionales, conformación de partidos políticos y organizaciones político sociales que se proponen la gobernabilidad estatal, sindicatos y cooperativas luchando por mejoras salariales. En síntesis, luchas que tienen al Estado como árbitro, para intentar no perder derechos y privilegios conseguidos a traves de luchas y resistencias populares. Es comprensible entender que desde una visión de privilegio racial se vea como necesario un Estado mas presente, por todo lo que significa el Estado de bienestar para los habitantes que cuentan con una historia de migrantes de pueblos europeos, incluidos los mestizos.

Sin embargo, si nos posicionamos como pueblos originarios, es dificil aceptar que mas presencia estatal signifique un avance en la lucha por la recuperación de los territorios de la lógica capitalista, estatal, patriarcal y racista.

El sistema de muerte que se apropio de los territorios indígenas del Gran Chaco, privilegió en sus comienzos la colonización de población de origen europeo, pero a partir de la decada del 50 y 60 se observa un cambio de paradigma mundial. Al calor de la revolucion verde (introducción de maquinaria agrícola en las labores del campo) se van despoblando los pueblos y produciendo un proceso de migración a las grandes urbes. Luego en la decada del 90 se intensifica el despoblamiento de los campos producto de otro fenómeno sistémico que es la globalizacion neoliberal, donde se privilegia la exportacion de comodities (mayoritariamente soja en la zona del Gran Chaco, minerales e hidrocarburos).

Al principio, el capitalismo se expandió por América teniendo a la cristiandad (es decir la ideología del cristianismo convertida en ideología de Estado y del poder) como parte estructural. Luego en Europa se produce un fenomeno de secularización, que es un proyecto de separación de la iglesia y el Estado. En ese sentido, la secularización del pensamiento fue una manera de liberarse de esas estructuras de poder impuestas por la cristiandad. Entendiendo esto, podemos trazar una analogía respecto del fenómeno de colonización de población, en el proceso de expansión del sistema mundo capitalista estatal patriarcal racista, y cómo en la actualidad, el mismo sistema que dependia del crecimiento de una forma de habitar los territorios indígenas, se vuelve contra los mismos descendientes de los colonos, expulsándolos de los pueblos a las ciudades, en un proceso de fagocitación, en el cual la lógica del capital destruye, lo que el mismo proceso crea en su fase inicial.

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